Historia de Roma
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La historia de Roma se puede dividir en prehistoria, la República, el Imperio, el Imperio bizantino y la época moderna.
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El surgimiento de Roma [editar]
- Fundación de Roma-
-La tradición clásica expresa que se fundó, en el 753 a. C. A orillas del Río Tiber por Rómulo y Remo. La historiografía contemporánea considera errónea esta tradición, situando la fundación a finales del siglo VII a.C., siendo el fundador Lucio Tarquinio Prisco. Bravo Castañeda, Gonzalo.-
La Monarquía romana [editar]
La monarquía romana (en latín, Regnum Romanum) fue la primera forma política de gobierno de la ciudad-estado de Roma, desde el momento legendario de su fundación el 21 de abril del 753 a. C., hasta el final de la monarquía en el 510 a. C., cuando el último rey, Tarquinio el Soberbio, fue desterrado, formandose la república romana.
Los orígenes de la monarquía son imprecisos, si bien parece claro que fue la primera forma de gobierno de la ciudad, un dato que parecen confirmar la arqueología y la lingüística. La mitología romana vincula el origen de Roma y de la institución monárquica al héroe troyano Eneas, quien, huyendo de la destrucción de su ciudad, navegó hacia el Mediterráneo occidental hasta llegar al territorio que actualmente corresponde a Italia. Allí fundó la ciudad de Lavinium, y posteriormente su hijo Iulo fundaría Alba Longa, de cuya familia real descenderían los gemelos Rómulo y Remo, los fundadores de Roma.
La República romana [editar]
La República (509 a. C. - 27 a. C.) fue una etapa de la antigua Roma en la cual la ciudad de Roma y sus territorios mantenían un sistema republicano de gobierno.
En circunstancias históricas poco claras, la monarquía romana fue abolida el 509 a. C., y sustituida por la República. Una característica del cambio fue que la administración de la ciudad y sus distritos rurales quedó regulada en el derecho de apelar al pueblo contra cualquier decisión de un magistrado concerniente a la vida o al estatuto jurídico.
La administración ejecutiva quedó dotada de imperium o poder omnímodo el cual tenía un origen religioso que arrancaba del propio dios Júpiter. Los magistrados dotados de imperium eran los cónsules, pretores y, eventualmente, los dictadores. Sin embargo, el imperium sólo se ejercía extra pomoerium, es decir, fuera de las murallas de Roma. En consecuencia, tenía un carácter esencialmente militar. En la ciudad en sus funciones civiles, los magistrados estaban sometidos a limitaciones legales y controles mutuos.
El imperio romano [editar]
El siglo II [editar]
Característica del Siglo II a. C. es la proliferación de esclavos que viven en estado salvaje, en haciendas abandonadas. Una conspiración de esclavos con ramificaciones por toda Italia, fue abortada en Apulia, y siete mil esclavos fueron apresados y condenados a muerte (185 a. C.). También hubo insurrecciones de esclavos en Etruria (196 a. C.) y Lacio (198 a. C.).
Economía [editar]
Desde el punto de vista económico, la base agrícola varía bastante según las zonas.
- En el Valle del Po predominaba el pequeño campesinado que convivía con los grandes dominios. El cultivo de cereales, cultivo idóneo para la zona, tiende a desaparecer.
- El Ager Gallicus y el Picenum es una tierra de pequeños campesinos surgidos de la distribución de tierras por el Estado.
- Etruria y Umbría son tierras de ciudades, cuya organización dificulta el progreso del campesinado.
- En el Lacio, País Marso y País de los Sabélicos la situación es similar a la de la propia Roma.
- En Italia del Sur las ciudades están arruinadas y existe poco campesinado.
- En el Samnio hay una despoblación notable y las ciudades están también arruinadas.
- En Campania y Apulia las antiguas ciudades han quedado arruinadas, y los repartos de tierras, en general no prosperaran. En parte de Campania las tierras eran Ager Publicus y solo se dejaban a su ocupante a título de arrendatario por tiempo limitado.
Demografía [editar]
A principios del Siglo II la población de Italia, decreció debido a las guerras, pero a mediados de Siglo se recuperó, para volver a descender durante las dos o tres últimas décadas en Italia a causa de las guerras y las emigraciones (el descenso en Italia entre 130 y 100 a. C. fue de aproximadamente un 25%).
El Siglo II a. C. supone un gran avance para el desarrollo de las ciudades romanas. Las influencias orientales son decisivas para este avance, que permitió crear ciudades modernas, con un desarrollo adecuado para las pequeñas ciudades.
Con el desarrollo del urbanismo se construyen los primeros acueductos dignos de este nombre (en Roma el tercer acueducto de la ciudad, y primero moderno, llamado Marcia, se construyó antes del 144 a. C.), y se efectuaron numerosas obras (como las cloacas de Roma, em-pedrados de calles, edificios, etc.).
La decadencia [editar]
A principio del siglo V, las tribus germánicas, empujadas hacia el Oeste por la presión de los pueblos hunos, procedentes de las estepas asiáticas, penetraron en el Imperio Romano. Las fronteras cedieron por falta de soldados que las defendiesen y el ejército no pudo impedir que Roma fuese saqueada por visigodos y vándalos. Cada uno de estos pueblos se instaló en una región del imperio, donde fundaron reinos independientes. Uno de los más importantes fue el que derivaría a la postre en el Sacro Imperio Romano Germánico.
El emperador de Roma ya no controlaba el Imperio, de tal manera que en el año 476, un jefe bárbaro, Odoacro, destituyó a Rómulo Augústulo, un niño de 10 años que fue el último emperador Romano de Occidente y envió las insignias imperiales a Zenón, emperador Romano de Oriente.
Antigüedad Tardía [editar]
Guerra Gótica (535-552):
El exilio y asesinato de la reina otrogoda Amalasunta en 535 por órdenes del rey Teodato fue aprovechado por el emperador Justiniano I como excusa para reconquistar Italia. Conocemos muy bien los acontecimientos gracias a la obra Historia de las guerras de Procopio de Cesarea. Las tropas imperiales a las órdenes de Belisario desembarcan en el sur de la península en julio de 536 y entran en Roma el 10 de diciembre del mismo año.
En 537 Belisario es asediado en la ciudad durante un año por el rey godo Vitiges, quien ordena cortar 14 acueductos que suministran agua a la ciudad, mientras que Belisario manda que se tapien sus entradas para evitar que los godos puedan infiltrarse por ellos. No serán reparados sino hasta el siglo XVI. El corte del acueducto de Trajano (Acqua Traiana) afecta los molinos de trigo instalados en las laderas del Janículo, en la orilla derecha del Tíber. Al final Belisario manda expulsar las "bocas inútiles", los hambrientos que piden la rendición o una tregua, quienes no volverán jamás. Este primer asedio godo fracasa.
Desde el verano de 545 hasta finales de 546 Roma vuelve a ser asediada, esta vez por el rey godo Totila, quien entra en la ciudad el 17 de diciembre de 546.
Las fuerzas imperiales vuelven a tomar la ciudad a comienzos 547, aprovechando que estaba custodiada por una guarnición goda muy reducida. En la primavera de 547 el ejército godo intenta recuperarla.
En preparación para un nuevo asedio el comandante de la guarnición imperial manda sembrar trigo en todas las zonas no edificadas, pero cuando los godos vuelven a atacar en 549 logran apoderarse rápidamente de la ciudad.
En el año 552 las fuerzas imperiales la vuelven a recuperar, esta vez de forma definitiva. Era la quinta vez que la ciudad era tomada.
Roma bizantina (552-?):
Tras la reconquista bizantina de Italia por Justiniano I durante la prolongada y devastadora Guerra Gótica de 535-552, Roma es una ciudad del Imperio bizantino. Pero no es una capital, ya que la sede de la autoridad imperial representada por el exarca es Rávena (de la misma forma que fue capital del Imperio de Occidente desde el año 402).
La población de la ciudad no sobrepasaba los 40.000 habitantes, cuando hacia el año 400 era de medio millón. Esta considerable disminución en los siglos V y VI lleva aparejada una profunda modificación del reparto de la población intramuros. Los barrios altos (Quirinal, Esquilino, Viminal) quedan sin agua tras el corte de los acueductos en 537 y son abandonados de a poco. La población va concentrándose en el Campo de Marte y en la orilla derecha del Tíber (el Trastevere, o «ultratíber») en torno a la basílica de San Pedro.
El resto de la ciudad queda prácticamente desocupado o en ruinas, con la excepción de las iglesias y los monasterios, separados de hecho de las zonas habitadas. Se abandona el cuidado de los monumentos públicos y los templos de la Antigüedad, que sirven de cantera. Ya la emperatriz Eudoxia, esposa de Valentiniano III (424-455), empleó veinte columnas dóricas de mármol procedentes de un templo pagano para la iglesia de San Pedro ad Vincula que ella misma había mandado a construir y que se consagró en el año 439.
La Pragmática Sanción de 554, mediante la cual Italia era reintegrada al Imperio Romano, ratificaba la situación de facto al otorgar a los obispos el control de diversos aspectos de la vida civil (como la actividad de los jueces civiles) y la administración de las ciudades, poniéndolos a cargo del aprovisionamiento, la anona y los trabajos públicos, al tiempo que quedaban exentos de la autoridad de los funcionarios imperiales. Así, muchas ciudades romanas deben su continuada existencia a ser lugar de residencia de los obispos.
Lombardos (568-774):
Los lombardos invadieron Italia en el año 568 y pronto ocuparon la mayor parte del norte y el Apenino central en torno a Espoleto y Benevento. El Imperio bizantino conservó el dominio de Génova, Rávena, Roma, el Lacio, Nápoles y el sur de la península.
En el año 592 Roma es atacada por el rey lombardo Agilulfo. En vano se espera la ayuda imperial; ni siquiera los soldados griegos de la guarnición reciben su paga. Es el papa Gregorio Magno quien debe negociar con los lombardos, logrando que levanten el asedio a cambio de un tributo anual de 500 libras de oro (probablemente entregadas por la Iglesia de Roma). Así, negocia una tregua y luego un acuerdo para delimitar la Tuscia Romana (la parte del ducado romano situada al norte del Tíber) y la Tuscia propiamente dicha (la futura Toscana), que a partir de ahora será lombarda. Este acuerdo es ratificado en 593 por el exarca de Rávena, representante del Imperio en Italia.
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